lunes, 19 de noviembre de 2012

NUESTRA DEUDA EXTERNA SON REALMENTE FONDOS BUITRE

LOS ACREEDORES AFIRMAN:
 Una parte de los acreedores que rechazaron las reestructuraciones de deuda de Argentina en 2005 y 2010 y que demandaron al país en Nueva York para recuperar el total de su inversión argumentaron hoy que son jubilados que perdieron sus ahorros y no "fondos buitres".

"Buena parte de los tenedores de bonos quebrados son jubilados que esperaban financiar su retiro invirtiendo en deuda argentina. Algunos ya han fallecido", dice en un escrito presentado hoy ante el Tribunal del Distrito Sur de Nueva York el bufete de abogados Duane Morris, que representa a varios demandantes individuales en el caso.


Por el contrario, según Duane Morris, este grupo de querellantes "compró los bonos de Argentina en el momento de su emisión" y lo hizo "no como una apuesta de riesgo sino como una inversión 'segura' para financiar sus jubilaciones".


Se adhieren además a lo dicho esta semana por el fondo de inversión NML, el llamado "fondo buitre" que lidera este caso, que exigió que los demandantes recuperen el 100 % de la inversión que tenían antes de que Argentina decretase en 2001 una moratoria temporal en el pago de los intereses de unos 80.000 millones de dólares.
NML Capital, con sede en las Islas Caimán, está involucrado en la retención por las autoridades judiciales de Ghana de la fragata "Libertad" de la Armada argentina, como medida de presión para reclamar el pago de estos bonos soberanos.


El próximo 2 de diciembre Argentina afronta el primero de tres pagos por más de 3.000 millones de dólares a los tenedores de bonos reestructurados, pero, según una decisión del Tribunal de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York, el país no puede pagarles hasta que no lo haga también a quienes rechazaron el canje.
En este sentido, el juez Griesa decidirá antes del 2 de diciembre cómo y cuánto deberá pagar Argentina a los demandantes, quienes reclaman la totalidad de los 1.330 millones que invirtieron, aunque según los expertos podrían tener que aceptar las mismas condiciones que quienes accedieron a la reestructuración.


Fuente:El Economista

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